Y no dejemos de congregarnos, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que se acerca el día de su regreso.
—Hebreos 10:25
El primero en utilizar la palabra iglesia No fue el apóstol Pablo, sino Jesús mismo, quien dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia, y todos los poderes del infierno no podrán con ella” (Mateo 16:18 NTV).
Cuando Jesús caminó por esta tierra, fundó una sola organización, y esa, por supuesto, fue la iglesia. Al afirmar que las puertas del infierno no conquistarán su iglesia, Jesús estaba diciendo: “Escuchen, esta iglesia está aquí para quedarse. Contra todo pronóstico, prevalecerá”.
Curiosamente, Jesús hizo esta declaración en un lugar llamado Cesarea de Filipo. Podríamos pasar por alto por completo su significado, pero Cesarea de Filipo era un lugar de paganismo y creencias falsas. Los griegos habían dedicado Cesarea de Filipo a Pan, uno de sus dioses. Y si fueras allí hoy, verías lo que queda de un sitio dedicado a dioses falsos e ídolos.
En cambio, el fundamento de la iglesia es Cristo mismo. Él edificará su iglesia, y las puertas del infierno no la conquistarán. Esto nos recuerda que la iglesia enfrentará hostilidad y oposición.
La palabra iglesia viene de la palabra griega Iglesia. Y Iglesia consta de otros dos términos que significan “fuera de” y “llamado”. Cuando los ponemos juntos, el significado de Iglesia, o iglesia, es “llamado desde”.
¿De qué es llamada la iglesia a salir? Somos llamados a salir de este mundo y de esta cultura. Jesús estaba diciendo: “Mis seguidores deben separarse de esta cultura”.
Pero también estamos llamados a. Dios nos ha llamado a Sí mismo y a los demás.
Dondequiera que el pueblo de Dios se reúne, ese lugar se convierte en un santuario. Esto se debe a que la iglesia no es un edificio; es gente. Jesús dijo: “Porque donde dos o tres se reúnen para seguirme, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20 NTV). Eso es la iglesia.
Cuando amamos a Dios, también amaremos a sus hijos. Y cuando no amamos a sus hijos, surge la pregunta de cuánto amamos a Dios. Hoy en día es popular criticar a la iglesia. Pero entiendan esto: cuando hablan críticamente de la iglesia, están hablando críticamente de aquellos a quienes Jesús ama.
Algunas personas dicen ser cristianas, pero no asisten a la iglesia. Sin embargo, si usted es cristiano, entonces debería anhelar estar con el pueblo de Dios.
La Biblia dice: “No dejemos de congregarnos, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca” (Hebreos 10:25 NTV). Si amas a Dios, entonces amarás a Su pueblo.
Como cristianos, debemos vivir a la altura de nuestro nombre, que significa “seguidores de Cristo”, y debemos ser como Cristo.
Si cada uno de nosotros fuéramos lo que debemos ser como seguidores de Jesús y como parte de la iglesia, qué diferencia haríamos en nuestras comunidades, nuestro país y el mundo.